¿Cuáles son los principales factores estresantes en un perro o gato?
El estrés invade a tu perro o gato por un sinfín de motivos, desde los más “triviales” hasta los más profundos. A lo largo de su preciosa vida, puede experimentar momentos estresantes que provoquen cambios psicológicos y físicos. Pero, ¿qué factores pueden alterar tanto a tu tupido compañero? Echemos un vistazo rápido…
Como probablemente sepas, una mascota está muy apegada a sus hábitos. Médor siempre espera con ansias los paseos diarios a horas determinadas en su compañía; Mistigri disfruta cada día de tu presencia gracias al teletrabajo. Nuevo trabajo, cambios de planes, mudanza, diferente alimentación… Un cambio de rutina corre el riesgo de alterar a tu amigo peludo, que no entiende lo que está pasando y empieza a estresarse.
También mencionamos el miedo a la separación. Tu perro o felino pierde la orientación cuando entras por la puerta sin ella y no sabe cómo afrontar tus ausencias. Los ruidos inusuales, como petardos, fuegos artificiales, tormentas y ruidos, pueden preocupar a su hijo.
Finalmente, existen otras posibles fuentes de estrés, como el destete prematuro, la mala socialización, la educación coercitiva, la sensación de inseguridad, etc. Pero, ¿cómo se reconoce exactamente un estado de estrés en un perro o un gato?
¿Cómo reconocer a un perro o gato en estado de estrés?
El estrés provoca múltiples reacciones en tu mascota, tanto físicas como psicológicas. Por supuesto cada bola de pelo tiene su propia manera de expresarlo. A continuación se ofrece una lista (no exhaustiva) de manifestaciones de estrés en perros y gatos:
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El animal maúlla o ladra con más frecuencia, o incluso gime.
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Su ritmo cardíaco aumenta significativamente.
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Se observa jadeo y/o hipersalivación.
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Participar en comportamientos destructivos en su hogar.
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Tu fiel compañero es propenso a sufrir diarrea o vómitos.
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Hiperactivo, reacciona exageradamente a su entorno; da 100 pasos.
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Nota una disminución del apetito o, por el contrario, un aumento.
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Se vuelve complicado.
Es importante reconocer los signos de estrés en su perro o gato para poder ayudarlo mejor. Sin embargo, las reacciones mencionadas no son específicas de este estado de preocupación y podrían ocultar una enfermedad. Sin duda, te recomendamos que consultes a un veterinario.
¿Cómo gestionar el estrés en un perro o gato?
Como adoptante responsable, tu misión principal es cuidar de tu mascota hasta su último aliento. Para sentirse bien necesita estabilidad en su vida diaria. Pasa tiempo con él; hazle ejercicio regular (varios paseos durante el día para un perro, por ejemplo); y poner juguetes a su disposición, especialmente durante sus ausencias.
Tenemos la suerte de vivir en una sociedad en constante desarrollo. El mercado de mascotas ha experimentado un enorme crecimiento en los últimos años. Hoy en día existen muchos juguetes para satisfacer a tu fiel compañero: interactivos, masticables, ocupantes, inteligentes… Permitirle hacer ejercicio reduce el estrés.
Además, te recomendamos encarecidamente que lo acostumbres a la soledad lo antes posible. Muéstrale que tus ausencias (trabajo, compras, etc.) son normales. Para ello, sal y vuelve a casa con naturalidad: ¡no te dejes llevar por la emoción, a riesgo de preocuparlo aún más! Cuando regreses, prestale atención en cuanto se calme.
Asimismo, puedes intentar desensibilizar a tu protegido enfrentándolo al objeto o situación que le causa estrés. Actúa poco a poco y no olvides premiarlo. Esto permite que tu perro o gato se adapte y supere el miedo. Como parte de este proceso, no dude en buscar el apoyo de un especialista en comportamiento.
¿Otra recomendación fuerte? Instale un difusor de feromonas. Adaptable ofrece una solución natural y eficaz para calmar a tu perro. También puedes envolverlo en un relajante chaleco ThunderShirt. Este producto innovador aplica una presión suave, constante y localizada en el cuerpo de su compañero canino para tranquilizarlo ante situaciones estresantes.
En conclusión, el estrés en tu perro o felino no aparece por casualidad. Como explicamos en este artículo, las causas pueden ser diferentes. En cualquier caso, habla con tu veterinario y nunca dejes la situación como está. Su bienestar está en juego.